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Sus participantes reconocen la importancia de la formación y apuestan por más encuentros que generen sinergias entre ellas.

Empresarias del medio rural que buscan impulsar sus carreras y mejorar las oportunidades de su negocio, emprendedoras que aspiran a optimizar su rendimiento y profesionales del ámbito rural que desean mejorar tanto sus competencias y habilidades como las de su equipo amplían sus horizontes profesionales a través del Programa de Desarrollo Directivo para Mujeres en Entorno Rural que financia la Diputación de Valladolid dentro del Plan Impulso y que imparte la Escuela de Negocios CEU Castilla y León.

Dicho programa, que ha desarrollado con éxito ya cuatro ediciones con más de medio centenar de participantes y que está a punto de lanzar su quinta edición, se centra en proporcionar una metodología y unas herramientas basadas en la gestión y administración, la psicología humanista y el asesoramiento que faciliten y apoyen el progreso de la participante, mediante la identificación y desarrollo de las competencias profesionales y personales críticas.

La formación está dirigida a mujeres con implantación de actividad en poblaciones de menos de 20.000 habitantes de la provincia de Valladolid y con inquietud por incorporar la mejora de sus competencias en su crecimiento profesional y personal.

Una de esas mujeres es María del Carmen García Ruiz, gerente de Eventos Macaki, una empresa familiar dedicada a las celebraciones infantiles, instalación de hinchables, animación, pintacaras o globoflexia ubicada en Villavaquerín, un municipio de poco más de 150 habitantes ubicado en el corazón del Valle Esgueva.

García Ruiz, que pasó por el programa en 2020, se adentró en el sector hace ya un lustro para satisfacer la carencia en muchos pueblos de actividades y divertimentos infantiles para cumpleaños y fiestas, de la cual era bien conocedora como madre de un niño de nueve años.

Tras tres años de experiencia, el proceso de expansión que afrontó Macaki coincidió con una necesidad de reinventarse ante el parón provocado por la pandemia. Por aquel entonces, una amiga íntima le recomendó este programa de formación con el que ha aprendido, entre otras cosas, a organizar mejor el tiempo y «saber diferenciar cuándo es el momento de trabajar y cuándo parar» para dedicar tiempo al ocio y la familia.

Los objetivos de este programa son disponer de un conjunto más amplio de herramientas que facilite el crecimiento profesional y personal, orientar a la beneficiaria hacia «el logro» y concienciar en «la necesidad de hacer las cosas de forma diferente» para «obtener mejores resultados».

AUTO-VALÍA

También desarrollar la profesionalidad, responsabilidad personal y excelencia como valores y competencias diferenciadoras, generar «una mayor actitud de auto-valía», fomentar un proceso de aprendizaje continuo en áreas personales y profesionales y tomar conciencia del valor que aporta el desarrollo de competencias en la actividad profesional.

El director de la Escuela de Negocios CEU Castilla y León, Manuel Perucho, ha explicado en declaraciones a Europa Press que el programa nació en 2018 por iniciativa de la Diputación para ayudar a mujeres empresarias, emprendedoras, cuadros intermedios y autónomas que buscan aumentar sus competencias empresariales para mejorar la productividad de su negocio «tanto a nivel profesional como a nivel personal».

Por ello, pueden participar tanto propietarias de negocios como trabajadoras por cuenta ajena, las cuales acceden al curso de forma gratuita. Se trata de cursos con atención muy personalizada, lo que explica que en cada convocatoria se limite en torno a la quincena el número de participantes –en 2020 lo hicieron doce y en 2021, 15–.

Una de las que lo hizo en la última edición es Carolina del Pozo Gimón, gerente de los alojamientos rurales ‘El Cuento’ y ‘La Leyenda’, un hotel y casa rural ubicados en Mucientes y vinculados a la Bodega Amalio del Pozo, de la Denominación de Origen Cigales, para ofrecer una experiencia de enoturismo entre viñedos y a diez minutos de Valladolid.

Del Pozo reconoce la «soledad» que acompaña a la labor de emprender y defiende la importancia de «potenciar el emprendimiento de las mujeres en el medio rural», a fin de desmentir el tópico de que «en el campo sólo emprenden los hombres».

Desde este municipio de más de 600 habitantes, Del Pozo defiende la experiencia de pasar por el programa como «muy buena», pues permite «conocer a mucha gente en una situación similar» y compartir «vivencias, problemas y soluciones». «Te enriquece mucho, en solitario una trabaja y funciona, pero cuando compartes cosas se avanza más», sostiene.

El programa trabaja cerca de 60 competencias cuya mejora resulta «especialmente útil» para una profesional de esas características, tal como subraya Perucho. «Lo que hacemos es un autodiagnóstico inicial sobre la base del grupo y sobre las competencias que pensamos que para ese grupo van a ser más beneficiosas», ha añadido, como pueden ser marketing y digitalización, la gestión de personal o la captación de talento.

DESARROLLO DE LA FORMACIÓN

Durante aproximadamente cinco meses, las participantes trabajan con una facilitadora tanto a distancia como en acciones presenciales que las permitan avanzar «de una manera más directa» a nivel laboral y profesional, así como «en su desarrollo personal».

Como reconoce Perucho, a la hora de llegar hasta estas mujeres, resulta «fundamental» la labor de difusión que realizan en los municipios asociaciones de mujeres o colectivos profesionales, a lo que se suma «el boca a boca» tras cuatro exitosas ediciones, si bien «todavía queda mucho camino por recorrer».

Según explica el responsable de la Escuela de Negocios, uno de los comentarios más habituales de las participantes al acabar esta formación es que les gustaría «tener más tiempo» y «más formación presencial» para poder interrelacionarse más, algo que ha llevado a CEU Castilla y León a contemplar de cara al futuro la posibilidad de establecer una red de antiguas alumnas «para mantener un poco viva también esa llama» y que puedan conocerse las participantes de diferentes ediciones.

En ello coinciden tanto Carmen García como Carolina del Pozo. La primera reconoce que durante su paso por el programa, debido a las restricciones derivadas del COVID con que se encontró, lo que más echó en falta fue poder disfrutar de «más momentos fuera de la formación» con otras participantes en el curso, por lo que aboga por más eventos entre emprendedoras del medio rural que genere «sinergias» y que las empresas puedan ayudarse entre ellas.

Por su parte, la segunda enfatiza lo «enriquecedor» de estos encuentros frente a una mera formación a distancia. «Las sesiones presenciales eran muy buenas, todas salíamos con las pilas puestas y tú aportas mucho», ha explicado.

En este sentido, Del Pozo recalca que a lo largo del curso «quien más da, más recibe», puesto que «se retroalimenta todo» y hace que las integrantes del grupo acaben «siendo amigas».

A la hora de emprender en pequeños municipios, Carmen García –que próximamente abrirá un espacio de ocio infantil en Villavaquerín– defiende que se puede tener éxito siempre que se afronte con trabajo y dedicación. «Tienes que sacrificarte, tienes que sacrificarte y luchar mucho, pero si eres constante y no tiras la toalla a la primera de cambio, sí se puede», concluye.

Fuente: El Día de Valladolid