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El significado de la palabra vejez es cambiante. Existen variables sociales, económicas, políticas, culturales, biológicas y psicológicas que influyen en la consideración de lo que supone ser una persona anciana. Envejecer no ha recibido la misma consideración a lo largo de la historia. Cada época ha marcado una forma de vivir y de percibir a las personas mayores.

A través de este texto se pretende hacer un pequeño recorrido por la historia de la vejez desde la Prehistoria hasta nuestro tiempo contemporáneo. Es importante para entender este intenso viaje, no perder la perspectiva y valorar cada época de una forma objetiva, no desde nuestro tiempo. Por otro lado, no podemos dejar de lado la perspectiva de género y es que, a lo largo de la historia, no ha sido lo mismo envejecer siendo hombre que mujer. Apenas existen referencias acerca de la mujer anciana, destinada a un segundo plano y relegada al desempeño de papeles en el ámbito doméstico y familiar.

Durante la Prehistoria, el ser humano tenía como principal empeño sobrevivir y la convivencia en grupos contribuía a conseguir este objetivo. En estas sociedades la forma de convivencia era en tribus. La adaptación al medio era complicada, llena de amenazas. No existía vejez, ya que la esperanza de vida era muy corta. Las personas que llegaban a los 30 años se las relacionaba con la divinidad o lo sobrenatural. Estas personas eran consideradas de gran sabiduría, transmisoras de conocimiento. Ocupaban los lugares más altos en la jerarquía social, gozaban de prestigio, poder e influencia. Las mujeres ancianas eran partícipes de ese prestigio social y jugaron un papel fundamental como transmisoras de sabiduría y experiencia.

En tiempos del Antiguo Egipto encontramos los primeros textos que hacen referencia a la vejez describiéndola como una etapa de declive y debilidad del ser humano. En esta sociedad, las personas de avanzada edad seguían gozando de prestigio social, representaban la sabiduría y suponían un referente para las personas jóvenes. En cuanto a las mujeres, parece ser que cumplían un rol diferenciado dentro de la sociedad egipcia. Se las consideraba un complemento de los hombres.

En la Grecia Antigua la vejez empieza a ser temida y se considera un castigo que impone la vida. Veneran la juventud y la perfección, entre otras cosas, de hecho, el poder de decisión estaba en manos de la juventud. Pese a esto, seguía existiendo una visión positiva de la persona anciana como transmisora de sabiduría. Durante el periodo Helenístico, las personas ancianas tuvieron más oportunidades, al tratarse de una sociedad más abierta y no dar tanta importancia a la edad. El papel de la mujer en esta época estaba marcado por la exclusión de cualquier participación en la vida pública. Solo cobraba importancia en la vida doméstica, asumiendo el cuidado de los demás.

La sociedad romana otorgó una gran autoridad al anciano. Pero esta visión positiva cambió en el s. I a.C. y los ancianos que habían gozado de poder de decisión, dentro y fuera de la familia, vivieron su decadencia y fueron menospreciados.

Durante los primeros años del cristianismo las personas ancianas siguen siendo estela de poder y respeto. Pero en el s. V.,  la vejez empieza a verse de manera negativa y la sociedad comienza a rechazarla. El cristianismo no otorga un buen papel a la persona anciana, pero si muestra una especial preocupación por su cuidado. Sin embargo, la mujer vieja y además sola, era rechazada socialmente.

En la Edad Media la fuerza física cobró especial importancia, por lo que las personas ancianas son consideradas débiles. La Iglesia las clasificó entre los enfermos y desvalidos. Sin embargo, las familias proporcionaban cuidado y protección a sus mayores.

Puede considerarse al Renacimiento como la peor etapa de consideración a la vejez. En esta etapa se vuelve a reproducir el legado de la Grecia Antigua; juventud, belleza, perfección… etc. Y surge un rechazo hacia la vejez. Aparece la imprenta y esto supone un duro golpe a la transmisión oral, de la cual eran hasta este momento, absolutas protagonistas. Las personas ancianas, dejan de ser imprescindibles.

Respecto al Mundo Moderno, el trabajo pasa a ser una de las características más valorada en la sociedad y el Estado pasa a ser el responsable de compensar los servicios que antes las personas han prestado a su sociedad. El cuidado de las personas ancianas que hasta este momento era función de las familias, pasa ahora a ser responsabilidad de los poderes públicos.

Llegamos a la época del Mundo Contemporáneo caracterizado por grandes cambios, caracterizado por valorar el conocimiento moderno, donde la experiencia y sabiduría pasan a un segundo plano. Las personas mayores tienen dificultades para adaptarse y aprender al ritmo que demandas los grandes cambios acontecidos en este período. El concepto de vejez sufre connotaciones negativas. Se empieza a otorgar más valor a la estética y presencia física. Las personas mayores suponen una gran preocupación para los estados, ya que las familias, principales cuidadoras de ellas, tienen dificultades para ejercer esa función y la asumen las diferentes administraciones.

Desde el Colectivo para el Desarrollo Rural de Tierra de Campos queremos manifestar nuestro absoluto respeto y admiración por todas las personas mayores que viven en nuestros pueblos. Por ello contamos con un programa extenso de Envejecimiento Activo en los municipios rurales de toda nuestra comunidad. Talleres de radio, Música, estimulación cognitiva, uso de las TIC entre otros que, facilitan una vida saludable a nuestros mayores, cubriendo sus necesidades de autorrealización, aprendizaje, comunicación y de elegir sus propios valores y creencias desde un entrenamiento y ocio críticos. Si tienes 60 años o más, puedes informarte de nuestras actividades llamando al teléfono 983.725.000.