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Las nuevas tecnologías han entrado rápidamente a formar parte de nuestra sociedad convirtiéndose en un elemento muy potente de socialización y comunicación entre iguales, marcando nuevas reglas de juego en las relaciones de pareja. Con el Smartphone en la mano todo el día, chicas y chicos tienen acceso desde el bolsillo a Internet, es decir, al mundo entero. Esto ha provocado que las formas de ejercer la violencia de género hayan pasado del plano físico al tecnológico favoreciendo el ejercicio del control y el seguimiento de las relaciones.

Patrones machistas que se creían desaparecidos vuelven con más fuerza y más aceptados a las relaciones entre jóvenes, quienes interiorizan el concepto de amor romántico, esa utopía emocional colectiva que concibe el sentimiento amoroso como el medio para ser feliz y autorrealizarse.

Películas, canciones y anuncios fomentan la aceptación por parte de la juventud de estereotipos ligados al género y de mitos como el de la media naranja, la pasión eterna, el amor que puede todo, amor-sufrimiento como binomio perfecto…lo que provoca que se considere que el control que ejerce la pareja, los celos, la necesidad de respuesta inmediata, son una muestra de amor, y que, si nos pasamos un poco en las formas, una declaración de amor, o muestra de arrepentimiento pública a través de la Red será suficiente para el perdón.

La violencia machista ha sido y sigue siendo una de las conductas más claras de desigualdad. Las mujeres sufren violencia por el hecho de serlo, por ello desde la Asociación Colectivo para el Desarrollo Rural de Tierra de Campos, trabajamos por la prevención de la violencia contra las mujeres mediante la impartición de diversos talleres y actividades que de manera transversal se realizan por el territorio de Castilla y León.